El régimen de Nicolás Maduro rechazó la advertencia del presidente estadounidense, Donald Trump, quien insistió en que el espacio aéreo venezolano sea considerado “completamente cerrado”. La respuesta del gobierno venezolano exacerba las tensiones bilaterales y podría afectar las operaciones aéreas, la movilidad regional y la estabilidad política en el Caribe.
Trump lanzó su advertencia este sábado, a través del Red social de la verdadque se dirige a “todas las aerolíneas, pilotos, narcotraficantes y traficantes de personas” al considerar que el espacio aéreo sobre Venezuela y sus alrededores permanecerá “completamente cerrado”.
En respuesta, el régimen chavista emitió un comunicado oficial condenando la declaración de Trump, señalando que “este tipo de declaraciones constituyen un acto hostil, unilateral y arbitrario”. El texto, publicado por el canciller Yvan Gil, destacó que Venezuela “exige respeto a su espacio aéreo” y advirtió que no aceptará “órdenes, amenazas o injerencias de ninguna potencia extranjera”. Además, la Cancillería denunció que la advertencia estadounidense representa una “nueva agresión excesiva, ilegal e injustificada contra el pueblo de Venezuela”.
Venezuela rechaza advertencia de EE.UU. sobre cierre del espacio aéreo
Tras el anuncio de Trump, la dictadura cubana rápidamente salió en defensa del régimen chavista. El canciller cubano, Bruno Rodríguez, denunció “persistentes interferencias electromagnéticas en el Caribe, especialmente sobre el espacio aéreo venezolano”, atribuidas al despliegue militar estadounidense en la región. Rodríguez advirtió que estas acciones son parte de una escalada de agresión militar y guerra psicológica.
La advertencia de Trump coincidió con el despliegue del portaaviones USS Gerald R. Ford, acompañado de más de una docena de barcos, aviones de combate y 12.000 tropas estadounidenses en el Caribe, con el objetivo declarado de combatir a las organizaciones narcotraficantes en la región.
Trump mantuvo una conversación telefónica con Nicolás Maduro el fin de semana anterior en la que reiteró que Estados Unidos multiplicaría las acciones militares si el dictador venezolano no abandona Caracas en el corto plazo. En esa comunicación también participaron altos funcionarios estadounidenses, como el secretario de Estado, Marco Rubio, quien constató el cierre de cualquier vía de negociación y el reclamo de la salida inmediata de Maduro y su círculo más cercano, entre ellos Diosdado Cabello, Vladimir Padrino y los hermanos Delcy y Jorge Rodríguez.
Paralelamente a la advertencia sobre el espacio aéreo, la administración estadounidense anunció la designación del Cartel de los Soles como Organización Terrorista Extranjera (FTO). Esta medida, que incluye al grupo liderado por Maduro en la lista que maneja el Departamento de Estado, otorga a Washington nuevos poderes legales para imponer sanciones, congelar activos y procesar a cualquier persona o entidad vinculada al cartel.
El secretario de Estado, Marco Rubio, confirmó que el grupo es “responsable de la violencia terrorista en todo el hemisferio” y reiteró que Washington considera a Maduro el líder de la estructura criminal. Por su parte, el régimen venezolano ha rechazado estas acusaciones, sosteniendo que no hay evidencia pública que lo vincule con redes de narcotráfico.
La designación del Cartel de los Soles como organización terrorista fortalece el marco legal que ya pesaba sobre altos funcionarios venezolanos por narcotráfico y corrupción, y amplía la posibilidad de acciones más agresivas, incluidas operaciones militares selectivas sobre infraestructura o activos vinculados al cartel fuera de las zonas urbanas. El secretario de Defensa, Pete Hegseth, describió la decisión como una medida que presenta “una amplia gama de alternativas legales” para la administración estadounidense.
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