(Madrid, AFP). Manuel Cáperes Artesero, conocido cariñosamente por todos como Manolo ‘El Del Bombo’, falleció el jueves pasado a la edad de 76 años, dejando un legado imborrable en el mundo del fútbol español, como uno de los aficionados más destacados y reconocidos. Su pasión inquebrantable por el equipo nacional lo convirtió en una figura emblemática que siempre fue visto en los estadios, animando a los jugadores a lo largo de los años.
La Asociación Nacional de Fútbol español expresó su tristeza en las redes sociales: “Uno de nuestros seguidores más fieles murió, que siempre acompañamos en el bien y el mal. Sabemos que continuarás desastryando nuestros corazones con tu espíritu”. Las palabras que reflejan la profunda conexión que Manolo cultivó no solo con el deporte, sino también con los aficionados que lo rodeaban durante las intensas jornadas del fútbol.
Descansa en paz, Manolo. Nuestras más profundas condolencias para su familia y amigos”, fue el mensaje conmovedor que compartió el perfil del equipo nacional español en la red social X, que evidenció la gran pérdida que su ausencia representa para el mundo del deporte y sus seres queridos.
Murió uno de nuestros seguidores más fieles, que siempre acompañamos en el bien y en lo malo.
Sabemos que continuarás chatarra nuestros corazones.
Descansa en paz, Manolo.
Nuestras más profundas condolencias para su familia y amigos. pic.twitter.com/apoeqewlp
– Equipo de fútbol masculino español (@seefutbol) 1 de mayo de 2025
El famoso fanático, originario de Ciudad Real, había encontrado su hogar en la tranquila ciudad de Moncofar, ubicada en la provincia de Castellón. Desde allí, su vida se centraba en seguir al equipo nacional, desplazándose para estar presente en los partidos, que él veía como momentos de celebración y unión familiar. Su energía vibrante y su entusiasmo desbordante eran contagiosos, y muchos aficionados lo consideraban un símbolo de la lealtad y la pasión que caracteriza al fútbol.
Manolo dedicó más de cuarenta años de su vida al apoyo incondicional del equipo español, siendo testigo de numerosas competiciones, incluyendo diez Copas Mundiales. Era un verdadero ícono, y su famoso bombo, que sonaba en cada partido, se volvió sinónimo de su presencia. Todos los que lo conocieron y vieron sus complicadas, pero emocionantes actuaciones en los estadios, recordarán por siempre cómo supo animar a los jugadores españoles en los momentos de gloria y en aquellos en los que las circunstancias no eran favorables.
Su última aparición en un partido oficial ocurrió en el emocionante encuentro entre España y Países Bajos, jugado en el icónico estadio de Mestalla el 23 de marzo. En ese partido, el equipo rojo logró imponerse en una tanda de penales tras terminar 3-3 en tiempo reglamentario. Un cierre emocionante para una vida dedicada al amor al fútbol y al aliento a los jugadores.
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