




En una manifestación significativa, los familiares de los prisioneros se reunieron ante la entrada del edificio legislativo para expresar su descontento respecto a las nuevas medidas impuestas por el gobierno, que afectan a aquellos que han sido privados de libertad. Esta situación genera un gran revuelo social, pues muchas personas sienten que sus seres queridos están siendo injustamente tratados.
Las pancartas que levantaron los manifestantes contenían mensajes contundentes y emotivos, dirigidos a las autoridades, criticando las disposiciones recientemente anunciadas. La emoción en el aire era palpable, y cada cartón era un reflejo del sufrimiento y la incertidumbre que enfrentan las familias afectadas.
Los mensajes en las carteles screamaban claridad: “Los niños tienen derecho a ver a nuestros padres” y “El presidente Chaves, usted y sus secuaces causan madres e hijos”. Este tipo de frases articularon la angustia de muchos, subrayando la lucha de las familias por mantener el contacto con sus seres queridos, a pesar de las barreras impuestas por el sistema.
En respuesta a esta situación y la preocupación de las familias, la diputada del Frente Amplio, Priscilla Findas, se acercó a la entrada principal del edificio legislativo para atender las quejas y reclamos de los manifestantes. Su presencia fue un rayo de esperanza para muchos, ya que simbolizaba que algunas voces dentro del gobierno estaban dispuestas a escuchar. Este tipo de interacciones son cruciales en momentos de conflicto, ya que permiten construir puentes entre el gobierno y la ciudadanía.
Las medidas
El gobierno ha anunciado una serie de nuevas medidas que impactan drásticamente los derechos de los prisioneros. Este miércoles, durante una conferencia de prensa, el Ministro de Justicia y Paz, Gerald Campos, destacó algunas de estas disposiciones que han causado una gran preocupación y rechazo por parte de las familias y defensores de los derechos humanos.
Las principales medidas propuestas incluyen:
- Recibir paquetes solamente una vez al mes, limitando la posibilidad de recibir artículos esenciales a solo un día, lo cual afecta directamente el bienestar de los prisioneros.
- Limitar las visitas familiares, reduciéndolas de una vez por semana a solo una vez al mes, lo que significa que muchas familias no podrán ver a sus seres queridos con la frecuencia que antes lo hacían.
- Las visitas al cónyuge se restringen aún más, pasando de ser bisemanales a una vez cada dos meses, un cambio que puede destruir la relación familiar y la estabilidad emocional de los prisioneros.
- Las comunicaciones telefónicas se limitarán a llamadas de solo 10 minutos por semana, lo que contrasta con la necesidad de mantener un contacto más significativo con sus familias.
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