El martes 8 de abril de 2025, la República Dominicana vivió una tragedia inimaginable cuando el techo de una discoteca se colapsó, dejando como trágico saldo al menos 200 muertos y 189 heridos. Este suceso ha sacudido no solo a la nación caribeña, sino también al resto del mundo, que ha sido testigo a través de imágenes escalofriantes que muestran estructuras de metal dobladas, cuerpos y la conmoción de los voluntarios que se esforzaban por ayudar a los sobrevivientes y recuperar a las víctimas.
Más allá del impacto emocional que genera una tragedia de tal magnitud, surge un cuestionamiento urgente y relevante: ¿Estamos realmente preparados en Costa Rica para enfrentar una emergencia de esta envergadura?
¿Qué podría haber causado el colapso?
Luis Rodríguez Estrada, coordinador nacional de actividades en la Cruz Roja Costarricense, habló al respecto en una entrevista con Grupo Extra. Explicó que un colapso estructural puede deberse a varias razones, incluyendo errores de diseño, el exceso de peso, utilización de materiales deteriorados o intervenciones no reguladas que pueden comprometer la integridad de un edificio.
«Tuve la oportunidad de estar presente en el terremoto de México, y dos de los edificios que colapsaron tenían más de 30 años. Los arreglos realizados no cumplían con el diseño original, lo que generó un sobrepeso que contribuyó al colapso», recuerda.
En el caso del incidente en la República Dominicana, las primeras investigaciones han apuntado hacia estructuras antiguas, fallas en la construcción y la falta de soporte adecuado en los espacios abiertos.
A pesar de que Costa Rica cuenta con un Código sísmico reconocido como uno de los más avanzados a nivel mundial, Rodríguez advierte sobre la seria amenaza que representan las construcciones clandestinas y los edificios que no han sido renovados o mantenidos adecuadamente.
Así, Costa Rica respondería a una emergencia similar
En el improbable pero posible caso de que ocurra un evento de esta magnitud, es crucial que la atención se coordine de inmediato para maximizar la efectividad de las acciones de rescate y asistencia. Según Rodríguez, el protocolo comienza con una simple llamada al 9-1-1, que activa una red interinstitucional conformada por cuerpos de rescate, hospitales y autoridades judiciales.
«La Cruz Roja moviliza ambulancias, unidades de rescate y activa el grupo especializado en búsqueda y rescate en estructuras colapsadas», comentó.
En tales circunstancias, la escena del desastre se dividiría en dos áreas clave: la salvación de personas atrapadas y la asistencia médica inmediata. Se establecerían áreas de concentración para las víctimas y se activaría el sistema de clasificación conocido como Triagem, que permite priorizar la atención de acuerdo con el nivel de gravedad de las heridas.
«Estamos en comunicación directa con los hospitales para recibir pacientes y trasladar a los heridos desde la escena hasta los centros hospitalarios de manera expedita. En el caso de República Dominicana, por ejemplo, más de 150 personas fueron atendidas, lo cual casi saturó la capacidad de los hospitales en la gran área metropolitana», explicó Rodríguez.
¿Cuál es la probabilidad de sobrevivir a un colapso?
El tipo de colapso juega un papel crucial en las posibilidades de supervivencia de las personas atrapadas. Algunos colapsos pueden permitir la creación de ‘espacios de vida’ que facilitan la sobrevivencia de quienes quedan atrapados, mientras que otros pueden no dejar ningún espacio, reduciendo drásticamente la probabilidad de que alguien sobreviva.
«El tiempo es un factor crítico. Aquellos que no pueden salir por sí mismos y quedan atrapados corren riesgo, ya que a más peso que recae sobre su cuerpo, más severas podrán ser sus lesiones a medida que pasa el tiempo», destacó Rodríguez.
«Por lo tanto, es vital que los equipos de atención médica y rescate colaboren de manera conjunta para llevar a cabo las operaciones de liberación de forma eficaz», agregó.
Por otro lado, están los colapsos tipo crepe, donde los pisos se desploman unos sobre otros sin dejar espacio entre ellos, lo que resulta en una muy baja tasa de supervivencia.
«En estas situaciones, la probabilidad de sobrevivir es mínima», advirtió Rodríguez. Factores como la edad, condiciones de salud preexistentes y el tiempo transcurrido desde el incidente también afectan notablemente las posibilidades de supervivencia.
«Se estima que después de 24 horas de estar atrapadas, una persona tiene solo un 37% de posibilidades de sobrevivir».
El triaje: priorizar para salvar vidas
En situaciones con múltiples víctimas, la implementación de un sistema de triaje se convierte en una herramienta esencial para clasificar a los pacientes según su condición médica:
- Rojo: Críticos
- Amarillo: Potencialmente críticos
- Verde: Estable
- Negro: Sin signos importantes de vida
«Establecemos una zona de concentración para las víctimas, donde se realizará una nueva clasificación, y a partir de allí, se coordinan las transferencias. Si un paciente expira en el lugar o en la escena, se clasifica como un código negro», manifestó.
El complicado proceso de búsqueda y rescate
Los rescates en estructuras colapsadas son operaciones altamente especializadas que requieren herramientas de elevación, sensores de sonido, cámaras térmicas y perros entrenados.
«Estamos hablando de levantar estructuras que pueden pesar hasta 50 toneladas. Esto exige una capacitación adecuada y el uso de equipo especializado para garantizar la seguridad de todos involucrados», explicó Rodríguez.
Es igualmente fundamental mantener un control riguroso en la escena del desastre.
«Contamos con una Comisión Nacional de Emergencia que se encarga también de la prevención. En este aspecto, tenemos profesionales disponibles, tanto del Colegio de Médicos como de Ingenieros y Arquitectos, que han sido formados en estas situaciones», afirmó.
Costa Rica: ¿Lista para enfrentar algo así?
La Cruz Roja en Costa Rica ha reforzado sus capacidades de respuesta en los últimos años. Los equipos especializados han incrementado su formación en más de 90 horas por módulo, abarcando temas como el rescate en espacios confinados, estructuras colapsadas y la gestión de cuerdas.
«La Cruz Roja Costarricense ha dedicado dos años a capacitar a su personal en la sección de búsqueda y rescate en estructuras colapsadas», afirmó Rodríguez.
Además, el país cuenta con una comisión de emergencia activa, un sistema de emergencias integral (911) y una red de asociaciones profesionales comprometidas con la prevención.
«La clave está en la preparación, en tener protocolos bien definidos y efectivos. Aunque no se pueden evitar todos los desastres, sí es posible reducir su impacto.
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