Shopping cart

  • Home
  • Uncategorized
  • Claro, aquí tienes el texto reescrito. Por favor, indícame si deseas hacer algún cambio específico o si tienes un enfoque particular en mente:

    Escrito por Juan Rulfo

Uncategorized

Claro, aquí tienes el texto reescrito. Por favor, indícame si deseas hacer algún cambio específico o si tienes un enfoque particular en mente:

Escrito por Juan Rulfo

(Lunes 17, 2025, salarios). Lamentablemente, he contado las historias que nunca tuve la oportunidad de vivir; la realidad que se manifiesta en nuestra ciudad es que la gente tiende a cerrarse. Es cierto, se siente como si estuviera totalmente fuera de lugar, como un extranjero en mi propia comunidad.

La gente aquí tiene sus momentos de conversación; en las tardes, se sientan en sus grupos y comienzan a compartir relatos y anécdotas. Sin embargo, en el instante en que un extraño se une a ellos, se produce un extraño silencio, o su atención se desvía hacia un tema seguro y común, como el clima. Ellos comentan cosas como: «Parece que hoy vamos a tener un día nublado…”

En consecuencia, nunca escuché a la vieja fortuna narrar historias. Esto me llevó a la necesidad de adivinar, y de hecho, a crear mi propia invención a partir de uno de los cimientos de la creación literaria: la imaginación. Los escritores son, en esencia, creadores de mentiras; cada obra de literatura es una construcción, una ficción. Sin embargo, a partir de esas mentiras se busca la recreación de la realidad. La regeneración de lo real es, por lo tanto, uno de los principios esenciales en el arte de contar historias.

Identifico tres pasos cruciales en este proceso: el primero es la creación de un personaje; el segundo consiste en establecer la atmósfera que permitirá que dicho personaje se desplace y exista, y el tercero es permitir que el personaje exprese su propia voz y pensamientos.

Estos tres pilares son la esencia de contar una historia. Sin embargo, debo confesar que siento un profundo temor ante la hoja en blanco, especialmente porque tiendo a escribir a mano con lápiz. Sin embargo, quiero compartir mis procedimientos de escritura de manera personal y honesta.

Cuando comienzo a escribir, no dependo de la inspiración. Nunca he creído en ella; para mí, el proceso de escritura es un trabajo arduo. Me esfuerzo por llenar páginas y páginas, con la esperanza de que, en medio de ese esfuerzo, una palabra o una idea emerja. A veces, me encuentro escribiendo cinco, seis o incluso diez páginas antes de que el personaje que anhelo llegue a cobrar vida. La creación del personaje es un fenómeno irreplicable, uno que surge de la nada, y uno se convierte en observador y también en una especie de compañero de ese personaje. Sabemos que, al dotar de vida a un personaje, inevitablemente se abre la puerta hacia la realidad narrativa.

Es fundamental entender que el acto de creación literaria no es un mero ejercicio; es un diálogo entre la intuición y la verdad aparente. La historia emergerá sin que uno se lo imponga. Lo que se produce en el proceso de contar historias se vuelve un trabajo solitario, y aunque la literatura es un esfuerzo colectivo, la parte más intensa de la creación se experimenta en la soledad del autor.

He notado que, entre mis compatriotas, a menudo se me critica por distorsionar la verdad, por no narrar hechos tal como sucedieron. Sin embargo, lo que prima para mí es la imaginación. Hemos hablado de los tres pilares fundamentales del proceso narrativo y también de cómo la imaginación es inagotable. Uno debe ser valiente, cruzar los umbrales de la ficción y atreverse a romper barreras. Es a través de esta transgresión que surgen las ideas más auténticas.

La creación literaria puede parecer simple, pero está enredada en el laberinto de los temas universales: amor, vida y muerte. Éstos son los tópicos que siempre se deben abordar, aunque es imperativo hacerlo de manera original y evitar repetir lo que otros han expresado anteriormente.

La forma en que se abordan estos temas dentro de una historia es lo que le da vida a la narrativa. La manera de tratar un tema, aportando nuevas perspectivas, es crucial para capturar la atención del lector. Una vez que un libro se publica, se convierte en arte estático; su génesis finaliza, y el autor se ve liberado de esa obra; sin embargo, el proceso no está completamente sellado. A menudo, el autor siente que la historia aún no ha llegado a su fin o que queda algo sin resolver. Esto puede llevar a la necesidad de reescribir y revisar, para encontrar ese hilo que se haya perdido durante el proceso creativo.

Desde mi experiencia personal, he llegado a comprender que la historia misma se nutre de imaginación, y casi nunca de mi propia vivencia. Siempre tengo que imaginar o recrear la narrativa, incluso si hay ciertos puntos de apoyo que tengo. Este aspecto misterioso de la creación literaria se manifiesta a través de personajes que, al no sentirse auténticos, requieren que el autor intervenga, algo que de inmediato puede conducir al fracaso.

Abordo cuestiones básicas en la creación literaria, y espero que puedas perdonarme por ello; mis experiencias son simplemente un intento de comunicar lo que he vivido. La intuición es mi base, y a través de ella, genero personajes que se convierten en extranjeros para mí, un campo donde exploran la vida de maneras que yo aún no he contemplado.

El dilema, como ya se ha indicado, radica en el tema, la construcción del personaje y cómo estos elementos se entrelazan en el relato. Si el autor se impone demasiado en la narración, puede llegar a un punto muerto donde el desarrollo de la historia se estanca.

Una de las cosas más desafiantes que he enfrentado fue desprenderme de mi propia identidad como autor para permitir que los personajes actúen de manera independiente. He aprendido que dejar fluir a los personajes sin mi intervención inicial produce resultados sorprendentes. En esta forma de escritura, la ideología y las creencias personales se convierten en meras herramientas para explorar la naturaleza humana. A medida que esto sucede, la narrativa se convierte en un ensayo sobre la vida misma.

El ámbito de la literatura presenta muchas novelas que a su vez son ensayos. Sin embargo, muchas veces el carácter de la historia, el género en sí, se subestima. Personalmente, considero que la historia debe tener relevancia, y enfocarse en ella puede permitir capturar muchas ideas profundas de forma concisa. El narrador, ya sea un poeta o un novelista, debe aprender a controlar la narración y no dejarse llevar por la inercia de llenar páginas sin propósito. Si el autor escribe sin un propósito claro, las palabras se convertirán en un ejercicio vacío.

Por ello, es vital que el autor tenga paciencia, que no corra, que no se deje llevar por la urgencia; la historia demanda un enfoque particular. De hecho, prefiero el relato por sobre la novela, ya que la novela ofrece más libertad creativa.

El género de la novela es expansivo, permite incorporar historias de todo tipo: dramatizaciones, reflexiones filosóficas o cualquier tema relevante. Por tanto, en esta obra, al igual que en otras narrativas, se nos demanda sintetizar ideas y contarlas de manera que sean significativas. En resumen, así es como entiendo la creación literaria y su principio fundamental; no pretendo hacer una gran declaración, pero me expreso desde lo básico por el temor a los intelectuales sofisticados. Considero que los escritores deben ser menos intelectuales en su enfoque para poder conectar genuinamente con el lector. Cuando un autor logra encontrar ese equilibrio, se siente un verdadero sentido de logro.

Todos entendemos el desafío que es plasmar pensamientos sobre el papel; esta es una lucha diaria para cualquier escritor. Sin embargo, hay momentos en que la elaboración de estas ideas se desarrolla de manera inesperada y auténtica.

img

Comentarios cerrados

Noticias relacionadas