La presidenta de la Universidad de la Federación Estudiantil de Costa Rica (Feucr), Artemisa Villalta, ha tomado la decisión de presentar su renuncia este viernes, en respuesta a las numerosas críticas y preguntas que han surgido en torno a la reciente cancelación de las actividades programadas para la semana U. Esta semana, que históricamente ha sido un momento de celebración y camaradería entre los estudiantes, ha estado marcada por la controversia debido a la abrupta decisión de cancelar los eventos planeados, lo que ha generado una ola de descontento entre la comunidad estudiantil.

El anuncio de su renuncia se realizó durante una sesión extraordinaria del Consejo Estudiantil Superior, un organismo representativo dentro de la universidad, donde los delegados de diversas carreras se manifestaron con pancartas y expresaron su demanda de separación del cargo. La insatisfacción de los estudiantes ha sido evidente, y su llamado a la acción sugiere que no solo se esperaba la renuncia de Villalta, sino también de otros integrantes de la representación estudiantil. La tensión en el ambiente es palpable, y la comunidad universitaria se ha unido en un esfuerzo por pedir responsabilidad y claridad en la gestión de eventos que son tan significativos para su vida académica.

A pesar de que la mayoría de los miembros de la Guía del Estudiante afirmaron que la única renuncia sería la de aquellos directamente involucrados en la organización del evento, la realidad es que los estudiantes clamaban por una respuesta más abrumadora. La crisis de representación y la falta de comunicación han sido puntos centrales en este conflicto, y el sentimiento de descontento ha resonado fuertemente entre los alumnos.

43 millones de espera

Según un informe del Grupo Extra, se ha revelado que, bajo la licitación número 2025LD -000065-0000900001, la Federación de Asociaciones de Universidades de Costa Rica (FAUCR) habría destinado aproximadamente ¢ 43 millones a la organización de los conciertos que estaban programados para llevarse a cabo entre el 23 y el 25 de abril. Sin embargo, debido a la falta de aprobación por parte del Ministerio de Salud, estos eventos no podrán realizarse. La situación se torna aún más crítica considerando la inversión realizada, que muchos estudiantes ven como un despilfarro, dada la incapacidad de llevar a cabo las actividades previstas.

De este considerable presupuesto, ¢ 39 millones provienen del Fondo Especial de Educación Superior, conocido también como Tarifas, que fue proporcionado por la Rectoría en conjunto con la Vice-Rectoría de Vida Estudiantil (VIVI). Esta información ha contribuido a aumentar el malestar entre los estudiantes, quienes cuestionan las decisiones administrativas y la falta de previsión en la planificación de eventos que son esenciales para fomentar la integración y el espíritu universitario.