La tumba del Papa Francisco, cuyo entierro se llevará a cabo en la majestuosa Basílica de Santa María la Mayor, situada en el corazón de Roma, se realizará el próximo sábado y está diseñada para ser hecha de mármol. Esta tumba llevará el único registro del nombre “Franciscus”, que se traduce como Francisco en latín, tal como se anunció el jueves pasado.
El Vaticano ha emitido una breve declaración en la que se acompaña una fotografía del diseño proyectado para la tumba. En esta declaración, se menciona que el mármol que se utilizará proviene de la región de Liguria, localizada en el noroeste de Italia, un área que también conecta con parte de los antepasados italianos del Papa Francisco, quien tiene raíces en ese país. Esta elección de material no solo tiene un significado estético, sino también una conexión personal con su herencia familiar.
Además, el diseño de la tumba se asemeja a la cruz pectoral que el Papa Francisco ha llevado durante su vida, simbolizando así un vínculo tangible entre su legado espiritual y su humanidad. Este detalle único resalta la importancia de la tradición y la continuidad del servicio papal.
La ubicación de la tumba se elegirá cuidadosamente, colocándose en una acera de la Basílica, en una zona cercana al altar de San Francisco. Este lugar ha sido considerado sagrado y significativo, lo que lo convierte en un sitio ideal para rendir homenaje al Papa y a su ministerio.
La Basílica de Santa María la Mayor es una de las cuatro basílicas papales de la Ciudad Eterna y se destaca por su rica historia y su dedicación a la Virgen María. El alcalde de Santa María la Mayor, así como autoridades eclesiásticas, han señalado la importancia de esta iglesia, que se sitúa en el centro de Roma como un faro de fe para los católicos de todo el mundo.
Este lugar también alberga las tumbas de siete papas, entre ellos, Clemente IX, cuya sepultura se completó en 1669. Además, es el lugar de descanso del célebre arquitecto y escultor Gian Lorenzo Bernini, conocido por haber diseñado las imponentes columnatas de la Plaza de San Pedro. La conexión entre el arte y la espiritualidad se manifiesta en este sitio lleno de historia.
El Papa Francisco, cuyo compromiso con el culto a la Virgen María es conocido, mantenía el hábito de visitar esta basílica antes y después de cada viaje internacional. Esta tradición resalta su profunda devoción y su deseo de estar siempre en comunión con la fe. La iglesia fue erigida alrededor del año 432 a pedido del Papa Sixto III en la colina del Esquilino, y desde entonces ha sido considerada como uno de los lugares más sagrados que alberga algunos de los restos más preciados del catolicismo.
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