


La Fundación Pintasonrisas nació en 2020, en pleno momento álgido de la pandemia y que se centra no sólo en dar ayuda inmediata, sino también en una impacto real y duradero en las comunidades, y dejar huella en cada niño y su familia con un mensaje de esperanza y fe.
Esta fundación celebra su quinto aniversario con un movimiento de servicio consolidado que afecta anualmente a cientos de niños y niñas en las zonas más vulnerables del país.
Se estima que la fundación se beneficia de aprox. 500 niños y niñas anualmente con proyectos que buscan diversión y crecimiento en la fe, con el objetivo de dar esperanza para su futuro.
A su vez, su trabajo es posible gracias a un equipo de voluntarios dedicados Y aunque los recursos a veces no sean suficientes, la fundación siempre ha cumplido sus proyectos.
Según Bryan Villalta, fundador, la organización ha crecido en impacto desde su primer proyecto. seis y ocho comunidades por año.
“No se trata sólo de dejar un regalo, sino de seguir adelante y crear un impacto real en la comunidad. Queremos que cada niño conozca el amor de Dios y sepa que puede tener esperanza”, explica Bryan Villalta.
De igual forma, asegura que el trabajo va más allá de la entrega de obsequios, también es un seguimiento para lograr un impacto real en la comunidad.
“El objetivo es que cada niño “conozca el amor de Dios y sepa que puede tener esperanza”, expresó.
Actualmente, Pintasonrisas busca incrementar su presencia en comunidades con nuevos proyectos enfocados al desarrollo integral de las familias, tales como:
- Establecer comedores infantiles.
- Espacios de apoyo a madres solteras.
- Programas de formación en soft skills, idiomas y finanzas personales promover el desarrollo familiar.
El servicio de Pintasonrisas funciona como un faro en tiempos de necesidad, no sólo brindar alivio temporal con un regalo, sino también brindar la estructura necesaria para que las familias naveguen hacia un futuro más fuerte y prometedor para sí mismas.















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